En la Ciudad de Buenos Aires, los precio al consumidor aumentaron 7,3% en julio. En 7 meses, el IPC-CABA se expandió 62,3%, mientras que la inflación interanual alcanzó 117,9%. Esta nueva actualización podría encender una alarma en torno al dato nacional que se conocerá recién el 15 de agosto.
Es que el IPC del INDEC venía de un “veranito”: 6% había marcado en junio, bastaste por debajo del 8,4% de abril y del 7,8% de mayo. Una nominalidad de 6% mensual, no obstante, no deja de ser fatídica en términos del deterioro del poder de compra y la calidad de vida de los argentinos.
La probabilidad de tener una aceleración inflacionaria en los meses venideros es muy alta. De hecho, estimaciones privadas ya señalan que la inflación de agosto se ubicaría en torno al 8%. Hay que tener presente que la moderación de precios que vimos de los últimos meses respondió más a la estacionalidad de la micro que a los fundamentos de la macro.
En junio los bienes estacionales se encarecieron apenas 1,8%, actuando fuertemente como ancla para la canasta básica nacional. Históricamente este efecto se disipa entrando en la segunda parte del año, derivando en pisos mensuales más altos. En este sentido, el IPC-CABA muestra que los bienes estacionales crecieron 9,3% en julio, algo que podría volver a verse en la métrica nacional.
Regulados, carne y dólar elevan el piso de inflación de agosto
Lo cierto es que la presión sobre los precios no da tregua, y en los meses siguientes se esperan incrementos de peso de bienes regulados. Algunos rubros destacados de que tienen aumentos programados en agosto son: prepagas de salud (8,7%), transporte público (5,8%), luz y gas (4%), combustibles (4%), TV, telefonía e internet (4,5%) y servicio doméstico (20%).
Además, ya se verifica un alza en el precio de la carne, que consecuentemente tendrá impacto sobre “Alimentos y bebidas no alcohólicas”, la división con mayor ponderación en el IPC. Luego de mantener cierta estabilidad de precios durante cinco meses seguidos por la mayor faena derivada de la sequía, el kilo de ganado en el Mercado Agroganadero sufrió el salto discreto más alto desde octubre de 2019. En promedio, la actualización ronda el 40%. Las vacas se encarecieron 65%, los novillos 26%, y las vaquillonas y los novillitos, ambos 25%.
Esta dinámica de precios relativos está ocurriendo con independencia de la incertidumbre del proceso electoral. Si adicionamos este factor a la ecuación, el incremento del dólar informal de 8% en tan solo una semana, mediante remarcaciones y ajustes “por las dudas”, amenaza con acelerar las revoluciones de la nominalidad. Dependiendo de los resultados que se observen a partir del próximo domingo, este proceso de huida del peso podría aliviarse o agravarse, pero jamás detenerse. Para eso, hace falta un plan económico técnicamente sólido y creíble que ordene la macroeconomía para alinear los incentivos microeconómicos y dar certidumbre.