Se dieron a conocer los datos de la Remuneración Imponible de los Trabajadores Estables (RIPTE) correspondiente a mayo. Durante ese mes el salario bruto promedio fue $ 279.820. Con respecto a abril, varió 6,2%, un ritmo inferior al 7,8% que marcó el IPC.

Si bien es cierto que en los últimos tres meses el salario creció por encima del costo de vida, en la medición interanual aún está rezagado. Mientras que la remuneración promedio avanzó 109,5% en los últimos 12 meses, la inflación fue 114,3%. En otras palabras, hubo una pérdida de 2,3% real del poder adquisitivo.

La evolución en dólares no es más alentadora. Al tipo de cambio “contado con liqui”, el RIPTE equivale a USD 591. Esto es un 68% inferior al pico más reciente medido en moneda constante (USD 1.846 en noviembre de 2017). Por fuera de los últimos años, habría que remontarse a 2005 para observar niveles similares a los actuales. Por su parte, medido al dólar oficial (una métrica menos representativa dadas las restricciones cambiarias), el ingreso medio alcanza USD 1.210.

Malas noticias para el Gobierno

No existen dudas que los más perjudicados ante la constante pérdida del poder adquisitivo son los asalariados. Sin embargo, hay un actor en particular al que estas noticias le hace poca gracia, particularmente en la previa electoral. Y es que el salario real es uno de los termómetros claves para medir el descontento social y en consecuencia la performance del oficialismo en los comicios.

Por ejemplo, si tomamos las últimas 3 elecciones desde 2017, en aquellos años cuando el salario real cedió respecto al año anterior, el oficialismo salió derrotado de los comicios (2019 y 2021). En contraposición, en 2017 el poder adquisitivo se recuperó 1,8% anual y el Gobierno ganó las elecciones de medio término.

Con 2022 ya cerrado, el derrotero de la capacidad de compra del ingreso acumuló una racha negativa de 5 años. Quiere decir que desde 2018 el salario real retrocedió sistemáticamente durante un lustro. Y, como si fuera poco, con la aceleración nominal reciente, 2023 se perfila para ser el sexto año consecutivo con la inflación viajando por encima de los aumentos nominales de sueldo. La remuneración promedio de los 5 meses del año se encuentra 1,4% por debajo de la media de 2022 al ajustar por IPC.

El golpeado salario real es solo una de las aristas de una realidad compleja que refleja una imagen oficial ubicada en mínimos históricos. Según el índice elaborado por Di Tella, la confianza del Gobierno está en niveles solo comparables con las crisis de 2001 y 2008. A su vez, la performance de este indicador correlaciona muy bien con el resultado de los comicios. ¿Esto es garantía de una derrota oficialista? Aún es muy pronto para sacar esas conclusiones. Habrá que esperar a la encuesta definitiva que serán las PASO del 13 de agosto.