El 2023 fue un año terrorífico desde la perspectiva del campo. El peor evento de estrés hídrico de las últimas décadas hizo que el PIB agrícola hasta octubre se haya reducido hasta 24% con respecto al mismo período del año anterior.
En tan adverso contexto, los datos más recientes de la Cámara de la Industria Aceitera (CIARA) mostraron que la liquidación de divisas del agro totalizó USD 19.724 millones en el año. Si ajustamos en función de la inflación de Estados Unidos, esto representa una merma de 53% respecto a las ventas de divisas del año anterior, que habían totalizado USD 42.580 millones. Es decir, la sequía (y en mucha menor medida la caída de los precios internacionales) costaron a la economía USD 22.700 millones.
Bajo esta óptica, la liquidación de divisas valuada en monto alcanzó un mínimo desde 2006, mientras que el volumen de exportación (57,8 millones de toneladas) fue el más bajo desde 2009, con la soja registrando un mínimo histórico.
Sangría récord de reservas
Dadas las condiciones, no deja de sorprender que 2023 haya sido un mal año para el stock bruto de dólares del Central. Esto se fue agravado aún más por la tardía respuesta a la hora de actualizar el tipo de cambio oficial.
En rigor, se trató del peor año del que se tenga registro para las reservas, que marcaron un recorte superior a USD 22.000 millones. ¿Cómo fue el desglose? USD 10.300 millones se explican por pagos a organismos internacionales, USD 4.100 millones por intervención cambiaria con bonos y USD 2.800 millones por caída de encajes. No obstante, en compras al sector privado el BCRA perdió apenas USD 290 millones.
¿Cómo se explica esto a pesar de la estrepitosa caída en la liquidación? En gran medida gracias al diferimiento en el pago a importaciones, un pasivo que sumó USD 25.000 millones en menos de dos años y que hoy intenta ser resuelto por el Gobierno a través del BOPREAL.
Por su parte, el año pasado las reservas netas sufrieron una reducción de USD 18.000 millones, que se extendió a USD 22.600 millones si tomamos el total en la gestión de Alberto Fernández. Este variación negativa solo fue superada por la segunda gestión de CFK, dado que entre 2011 y 2015 el Banco Central tuvo que deshacerse de USD 32.000 millones.
En las primeras trece ruedas desde la devaluación del 13/12, la nueva gestión del Banco Central logró comprar USD 2.950 millones. Si bien este monto parece algo exagerado dado que aún no se empezaron a pagar importaciones bajo el nuevo régimen, el sinceramiento cambiario y la reducción de la brecha a niveles del 20% deberían alinear incentivos para una normalización de las reservas. En definitiva, esto sumado a la recuperación de la cosecha debería dar mayor oxígeno para las cuentas externas.