Desde el Ministerio de Economía no lograron aguantar la sorpresa, y Caputo el viernes 16/2 adelantó el resultado fiscal de enero (que debía darse a conocer hoy 20/2). Algunos días antes, el ministro ya anticipaba que había superávit financiero, incluso luego del pago de los intereses de Bonares y Globales. El número anunciado sorprendería gratamente al mercado.

En rigor, el superávit financiero de enero fue $ 518.408 millones. Por primera vez desde agosto de 2012, los ingresos superaron a los gastos e intereses. Por su parte, el resultado primario (la diferencia entre ingresos y gastos) fue $ 2,01 billones.

La ganancia en términos de competitividad por la devaluación del peso incrementó los incentivos para liquidar divisas. De esta manera, los ingresos totales aumentaron un 0,7% real interanual en el mes, traccionados principalmente por el incremento de la recaudación de los derechos de exportación (90,4%) junto con el Impuesto PAIS (284%) y la recomposición del IVA neto de reintegros (9,7%). Como dato de color, el peso relativo del PAIS alcanzó el 6,1% de la recaudación total, sobrepasando por primera vez el share de los Créditos y débitos en cuenta corriente (6%).

Por parte de las erogaciones, la inflación hizo gran parte del trabajo sucio y permitió licuar el gasto primario en términos reales un 39,4% interanual. Los gastos corrientes primarios disminuyeron 35,3%, mientras que los gastos de capital (obra pública) se desplomaron 86%, demostrando así la disposición por eliminar la mayor cantidad de cuentas deficitarias del balance.

Con la lupa en el recorte de las erogaciones

Dentro del gasto corriente, a excepción de la asistencia al PAMI (3,4%), todas las demás partidas se hundieron en términos reales. El driver principal del ajuste del gasto primario fueron las prestaciones sociales, las cuales cayeron 30% y aportaron más del 40% del recorte total (16,5 puntos porcentuales). ¿La explicación? La actual fórmula de movilidad social que opera con un rezago de un trimestre. Esto permitió una licuación del gasto en jubilaciones y pensiones contributivas del 38% en términos reales.

Además, la eliminación parcial de la obra pública fue la segunda categoría con mayor incidencia, aportando 6,9 p.p. al ajuste total. Por último, el sinceramiento de los precios del transporte y la actualización de las tarifas jugaron un rol fundamental. De esta manera, subsidios económicos se ubica como la tercera categoría que más impactó sobre el recorte, representando 6,6 p.p. de la reducción total del gasto primario.

Milei deja el traspié en el Congreso atrás

Tras el duro revés legislativo recibido en Diputados luego de la caída de la Ley de Bases, el Gobierno logró encadenar varias noticias positivas:

  • La inflación del 20,6% en enero, por debajo del 21% esperado.
  • La exitosa licitación del segundo tramo del Bopreal, que en el acumulado suma USD 6.441 millones entre Serie 1 y Serie 2.
  • La subasta del Tesoro, que logró postergar vencimientos, junto con el anuncio de recompra de VN USD 7.600 millones de AL35.
  • La acumulación de reservas por USD 7.654 desde la devaluación. Estas compras permitieron un aumento de USD 5.949 millones en las reservas netas.
  • El primer superávit financiero desde agosto 2012.

Con todo, estos hitos demuestran que el gran desafío del Gobierno ya no pasa por la economía (un terreno en el que viene sorteando bien los obstáculos), sino por el Congreso. Allí, su baja representatividad le impide realizar las reformas institucionales necesarias para perpetuar el equilibrio.

Además del poder legislativo, el otro foco estará en la “calle”. La sostenibilidad de un ajuste únicamente basado en las finanzas públicas en un contexto de crisis macroeconómica es una situación delicada. Con salarios reales en niveles mínimos de 2005, el límite para Milei aparecerá cuando el termómetro social diga “basta”. Es que el modus operandi basado en la “licuadora” y la “motosierra” necesitará pronto de otras herramientas más delicadas para estabilizar la economía y anclar expectativas.