“No hay Pacto de Mayo porque no va a estar la Ley Bases. No dan los tiempos para que salga Bases ahora. Se puede hacer el 20 de junio, o el 9 julio. Son reformas que tiene que ver con el largo plazo”.

La semana comenzó con esta fuerte declaración del presidente Javier Milei en una entrevista televisiva. El libertario también habló sobre el acuerdo con los mandatarios provinciales que finalmente no se realizará en el corto plazo.

¿Cómo fue la reacción del mercado? Los bonos en dólares mostraban variaciones negativas de hasta 1%. Dado el peso específico que la agenda de reformas tiene en el programa de gobierno, la dinámica de precios de hoy parece ser muy ligera. Casi como si no hubiera lugar para la sorpresa.

Leyendo las hojas de té de los precios

Dicen que en el mercado de bonos operan los inversores más inteligentes. Esta afirmación no siempre tiene que ver con la capacidad de acertar (todos somos humanos), sino más bien con la información que esta clase de jugadores maneja a la hora de decidir y, por lo tanto, con las expectativas implícitas en las valuaciones.

Con esto presente, veamos el caso de los Globales argentinos. Hoy cotizan en promedio un 71% más que antes del ballotage. Y desde aquel mínimo de julio de 2022, el precio medio se multiplicó 2,5x.

Así las cosas, los inversores, en términos milevitas, “la vieron” y amasaron suculentas ganancias en el mejor mercado de los últimos meses. Se adelantaron al cambio favorable en el clima de negocios derivada del cambio de régimen económico (superávit financiero, emisión monetaria 0 para financiar al Tesoro y acumulación de reservas, entre otros méritos).

Pero también vislumbraron que el camino no era de rosas. Desde hace varias semanas que la renta fija en dólares se percibe “pesada”. Para muestra basta un botón: al riesgo país le cuesta perforar los 1.200 bps hace más de un mes.

La sensación previa era que la política estaba metiendo la cola. Había ruido e indefiniciones en torno a Ley de Bases y al Pacto de Mayo, al cual habrá que buscarle un nuevo mes de ocurrencia.

El precio de los bonos y el riesgo país ya nos alertaban que en el horizonte aparecían nubarrones oscuros, que, por el momento, ningún logro económico pareciera poder despejar.